Tema 10: La Construcción del Estado Liberal.

CONTEXTO INTERNACIONAL

La lucha por la democratización de los Estados -liberalismo- y la independencia por parte de los pueblos sometidos -nacionalismo-, va a conseguir un avance significativo en este tiempo. En Francia, la monarquía de Luis Felipe de Orleáns, llegará hasta 1848, cuando una nueva revolución proclama la República e instaura el sufragio universal. En 1851 un golpe de Estado de Luis Napoleón acabará con la democracia, dando paso a un Imperio autoritario.

Los sucesos más interesantes ocurridos en Europa son las unificaciones políticas de Italia y Alemania. Italia resuelve su problema entre 1859 y 1870, luchando contra los austríacos. La Confederación Germánica, que había tenido en el Zollverein (unión aduanera desde 1834) un ensayo muy positivo de vida en común, consigue su unificación entre 1864 y 1871, a través de sucesivas guerras contra Dinamarca, Austria y Francia (fin del Imperio de Napoleón III).

En los territorios italiano y alemán, los proyectos de unificación habían partido de los Estados de Piamonte y Prusia, respectivamente. Eran los más desarrollados económicamente, gracias a la industrialización que se había extendido desde Inglaterra, país que, desde su aislamiento político del continente, controlaba el comercio exterior y expandía su imperio económico hacia África y sureste de Asia, donde ejercía su dominio de la India.

En el continente americano cabe destacar la guerra civil de 1861-65, que enfrentó al Norte industrial, abolicionista y partidario de la Unión, contra el Sur esclavista, gran productor de algodón, y partidario de la Confederación de sus Estados. El intercambio comercial y la producción de los países sudamericanos está supeditado al capitalismo inglés.

A mediados de siglo, la industrialización hacía considerables progresos en Europa Occidental y Estados Unidos; se extendía el ferrocarril y se desarrollaba la industria siderúrgica. Pero, al mismo tiempo, las diferencias sociales y económicas entre la burguesía y el proletariado se agrandaban. En el frente obrero destacan, entre las demás, dos ideologías: el socialismo científico (Marx y Engels) y el anarquismo (Bakunin), enfrentadas dentro de la Asociación Internacional del Trabajo (AIT) o Primera Internacional, surgida en 1864.

ETAPAS DEL REINADO DE ISABEL II

1ª.- Regencia de Mª Cristina (1.833-40). Caracterizada por la consolidación del liberalismo político.

2ª.- Regencia de Espartero (1.840-43). Caracterizada por la inestabilidad política.

3ª.- Reinado de Isabel II (1.843-68).

Subdividida en tres épocas:

1ª. Década moderada (43-54).

2ª. Bienio progresista (54-56).

3ª. Último período moderado (56-68).

I.-El Reinado de Isabel II (1.833-1868): Las Regencias (1833-1843) y el problema carlista (1833-1840).

A. REGENCIA DE MARÍA CRISTINA.

1. GUERRA CIVIL CARLISTA (1.833-40)

E129 de septiembre de 1833 muere Fernando VII y en la semana siguiente su hermano Carlos es reconocido rey en Bilbao y Álava, al tiempo que surgen partidas absolutistas por todo el país. Había empezado la primera guerra civil carlista.

-Causa: Pragmática Sanción de Fernando VII, que abolía la Ley Sálica.

- Objetivos: Del carlismo: entronización de Carlos Ma Isidro ( obj. dinástico) y gobierno absolutista (obj. político). El lema de los carlistas era: Dios, Patria, Fueros y Rey. Los fueros vasco-navarros estipulaban el autogobierno y las exenciones fiscal y de quintas.

De los cristinos: reforma política, social y económica del país, asumiendo los principios del liberalismo, defendidos desde moderados a progresistas.

- Respaldo social: Del carlismo: campesinado (propietarios contra la desamortización, y no propietarios contra la amenaza del nuevo sistema fiscal que se pretendía imponer), parte del clero (sobre todo el bajo clero regular), baja nobleza rural (por la defensa foral) y artesanado (por la defensa de sus talleres frente a la gran industria que anticipaba el liberalismo económico). El respaldo más importante con el que cuenta el carlismo inicialmente viene de los firmantes del Manifiesto de los Realistas Puros de 1826.

De los cristinos: Burguesía (comerciantes, industriales), aristocracia, clases populares urbanas y casi todo el ejército.

- Apoyos exteriores: Austria, Prusia y Rusia (Santa Alianza) están con los carlistas;

Gran Bretaña y Francia, con los cristinos (junto a España y Portugal formarían desde 1.834 la Cuádruple Alianza, cuya finalidad era defender el liberalismo en los países de la península Ibérica). Los ingleses, que fueron los que mayor contribución hicieron a la causa liberal, ayudaron económica, diplomática y militarmente: enviaron unos 20.000 voluntarios y gran cantidad de armas (más de 300.000 fusiles, 40 cañones, etc.) y apoyaron con su Armada la defensa de Bilbao cuando fue sitiada por los carlistas. En cambio, la actitud oficial de Francia fue más ambigua pues primaron sus intereses comerciales.

- Geografía del carlismo: Zona rurales del P. Vasco, Navarra, Maestrazgo, Cataluña. No llegaron a ocupar ninguna gran ciudad.

Simplificando, podríamos decir que este conflicto civil que enfrentó a carlistas contra liberales-isabelinos fue una guerra Norte contra Sur, campo contra ciudad.

- Formas de lucha: Los carlistas se emplean en las guerrillas rurales, aunque también en el ejército regular (generales Zumalacárregui, Maroto y Cabrera). Casi todos sus mandos procedían de los escuadrones de los Voluntarios Realistas de la etapa anterior.

- Fases de la guerra y principales acontecimientos:

Los territorios de mayor dominio carlista durante la guerra fueron: el País Vasco, excepto las capitales y; Navarra, excepto el sur de la provincia. En todas estas zonas, Carlos María Isidro no reconoció la desamortización y respetó los fueros vascos, que habían sido suprimidos por la regente al empezar la guerra.

La principal dificultad para los cristinos fue la falta de recursos económicos; para los carlistas, la falta de apoyo popular al sur del Ebro.

Las fases de la guerra son:

. Oct. 33-Jun. 35. Los carlistas son más fuertes en Vascongadas, Navarra y Rioja, logrando varias victorias. Voluntarios Realistas se alzan en Talavera y, aunque surgen focos insurrectos hasta en Galicia, La Mancha y Extremadura, los carlistas no pueden generalizar la guerra, y fracasan en el primer sitio de Bilbao, donde muere Zumalacárregi en junio de 1.835.

En el bando cristino destacan, entre otros los generales Mina y Luis Fdez. de Córdova.

2ª. Hasta oct. 37. Comienza esta fase con la victoria de Mendigorría lograda por las tropas cristinas al mando del general del ejército del Norte Fernández de Córdova en julio de 1835. Tras la sublevación de los sargentos de la Granja en 1836 este general se negó a jurar la Constitución de 1812 y fue sustituido por Espartero en aquella zona. Tienen lugar a partir de entonces los siguientes acontecimientos: el segundo asedio carlista de Bilbao entre octubre y diciembre, que es levantado por Espartero después de la victoria lograda en la batalla de Luchana; la expedición carlista del general Miguel Gómez, quien durante la segunda mitad de 1836 recorre España con su ejército hasta llegar a Andalucía, donde el general Narváez le obliga a replegarse; la victoria carlista del monte de Oriamendi contra tropas hispano-británicas en marzo de 1$37 y; animada por este último éxito, la expedición Real, integrada por doce mil hombres al mando del pretendiente en mayo de 1.837, que llegó hasta Arganda (Madrid), donde intentó un pacto con la regente que no dio resultado.

En esta fase es muy cruenta la guerra en el Maestrazgo.

3a. Hasta 1.840. Se desarrolla principalmente en Cataluña y el Maestrazgo. La acción militar más destacada es la conquista por el carlista Cabrera de la ciudad castellonense de Morella en enero de 1838. Pero en las filas carlistas hay una crisis interna por disputas entre apostólicos y transaccionistas (partidarios de acordar la paz con los cristinos), que se resuelve en favor de éstos, llegándose al Convenio de Vergara entre Maroto y Espartero, en agosto de 1.839. Espartero había prometido respetar los fueros, pero no estaba autorizado para dicho compromiso; por parte carlista, Maroto firmó el acuerdo en contra del deseo de Carlos V. Los que se oponían al Convenio seguirán la lucha hasta 1.840 en zonas de Cataluña, Aragón y Maestrazgo. En Morella resistió el general Cabrera, hasta que fue vencido por Espartero.

En 1841 se recortaron los fueros, y en Navarra se suprimió la figura del virrey.

2. LA DIVISIÓN TERRITORIAL DE ESPAÑA

Hacer una administración más eficaz exigía una demarcación racional del territorio del Estado. Con este fin, las Cortes de Cádiz hicieron una división de España en 32 provincias y luego en 44. Posteriormente, José I dividió el país en 38 prefecturas, y Fernando VII regresó a la ordenación territorial del s. XVIII, estructurada en reinos, intendencias y consulados.

En noviembre de 1833, Javier de Burgos, titular del Ministerio de Fomento, estableció la casi definitiva división territorial, con 49 provincias, que tomaban el nombre de la capital, excepto las del País Vasco y Navarra. Al frente de cada se nombró a un subdelegado del citado ministerio, precedente del gobernador civil; y se mandaba que las demarcaciones militares, judiciales y de Hacienda, se ajustaran a esta división civil o administrativa.

3. EL GOBIERNO DE MARTINEZ DE LA ROSA

María Cristina asumió en 1833 la Regencia, es decir, la Jefatura del Estado, al ser su hija menor de edad.

Tras los sucesos de La Granja de 1832, Cea Bermúdez llevó a cabo una política que se ha calificado de despotismo ilustrado, alejada tanto de carlistas como de liberales, pero que no satisfacía a ningún bando. Dado que María Cristina se había decantado por los segundos, que le demandaban con urgencia una serie de reformas económicas y constitucionales, se ve obligada a sustituir a Cea por el liberal moderado Martínez de la Rosa en enero de 1834. La sublevación carlista forzó a la reina madre María Cristina, que personalmente no simpatizaba con las ideas liberales, a confiar en aquéllos que habían sido adversarios de su difunto esposo e introducir reformas políticas, pues los liberales se perfilaron como la única fuerza capaz de sostener los derechos al trono de su hija. Durante la guerra civil se reforzó el vínculo entre el movimiento liberal y la defensa de la causa de la princesa Isabel.

Entre sus principales realizaciones destacan:

1. La creación de la Milicia urbana (o Milicia Nacional). Era una guardia nacional que actuaba en provincias y tenía como principales cometidos; :la preservación del orden y la defensa de la Constitución. Se demostró muy eficaz en la lucha contra el carlismo. Con el tiempo, se utilizará como medio de presión contra el gobierno, ya que su reclutamiento democrático permitía que formaran parte de ella las clases medias (empleados, artesanos, pequeños comerciantes, militares retirados, funcionarios y profesionales liberales), contrastando así con el método del sufragio censitario impuesto para formar parte de los Parlamentos del siglo XIX. Se puede considerar pues, como el brazo armado de la burguesía progresista.

2. La elaboración y puesta en práctica del Estatuto Real (abril de 1834). El Estatuto es un texto que marca la transición del Antiguo Régimen al liberalismo y regula la organización de las Cortes, que quedan contempladas como consejo asesor de la Corona. Fue publicado en forma de Real Decreto y ha sido considerado como una Carta Otorgada, que recibe influencias de la francesa de 1814. Son sus principales características las siguientes:

- Parlamento bicameral: Estamento de Próceres (cámara alta), integrado por personas nombradas vitaliciamente por el rey de entre la nobleza, clero, burguesía y la cultura y, de miembros natos, que son los Grandes de España que gozaran de una renta muy elevada; y Estamento de Procuradores, elegido por sufragio censitario indirecto, según decreto del mismo año, transformado en directo por otro de 1.836. Había que renovarlo cada tres años. El sufragio activo censitario era tan exigente que sólo tenían derecho al mismo el 0'15% de la población.

- El rey tenía la iniciativa legal o de presentación de proyectos de ley.

- Las Cortes sólo tenían derecho de petición (casi ninguna de ellas se convirtió en ley entre 1.834-35). También ejercían la función consultiva a petición del rey.

- No se contemplaba la soberanía nacional ni había declaración de derechos.

Tras la apertura de sesiones en julio del 34, se enfrentaron los reformistas o moderados contra los revolucionarios o progresistas. Los primeros eran partidarios del Estatuto Real; los segundos, de una Constitución que limitara las atribuciones de la Corona, lo que intentarían, primero por medio de la presión social, y después por la conspiración militar.

Uno de los derechos de petición que fue aprobado se refiere a la concesión de derechos y libertades individuales, que contemplaba el principio de igualdad ante la ley y para ocupar cargos públicos, el de irretroactividad de las leyes, de responsabilidades de los funcionarios y el de fomento de la Milicia urbana.

Martínez de la Rosa se encontró sin embargo con dos problemas que no va a saber afrontar y que, finalmente, le van a hacer salir del gobierno, uno la guerra civil carlista, con su sangría económica y de hombres (a pesar de la movilización de 25.000 soldados); el otro problema eran las revueltas populares y sublevaciones militares de signo liberal que, desde enero de 1835, reclaman la restauración de la Constitución de 1812 y que, son apoyadas por la Milicia urbana. En junio de ese año es sustituido por el conde de Toreno, quien puso al frente del ministerio de Hacienda a Juan Álvarez de Mendizábal.

4. EL GOBIERNO DE MENDIZÁBAL

En el verano de 1.835, la guerra civil en el norte, las malas cosechas y una epidemia de cólera provocan insurrecciones populares en varias ciudades, apoyadas por la burguesía. Se forman Juntas Locales y Provinciales, que con las Milicias urbanas se enfrentan al gobierno del conde de Toreno y se dirigen a la regente para pedirle libertad de prensa, una nueva ley electoral, la extinción del clero regular y la leva de 200.000 hombres para acabar con la guerra carlista. Así las cosas, a María Cristina no le queda otra opción que nombrar, en septiembre de 1835, jefe de gobierno al progresista Mendizábal, un banquero con buenas relaciones en el exterior. Entre sus proyectos estaba restablecer la libertad de prensa, ampliar el derecho al voto y arreglar los problemas de Hacienda. Precisamente a lograr el dinero suficiente para ganar la guerra carlista y el apoyo político a la causa liberal, fue dirigida la desamortización (expropiación de tierras de la nobleza y el clero y su subasta), por Decreto de 1.836. Cuando Mendizábal se encontró con la oposición de las Cortes a la nueva Ley Electoral, propuso nuevas elecciones, que dieron la mayoría a los progresistas, pero luego fue la regente quien se le enfrentó, al rechazar la proposición de ciertos cambios militares; entonces Mendizábal fue sustituido por el moderado Istúriz. Este cambio provoca nuevas insurrecciones por todo el país y la formación de Juntas Provinciales contra el gobierno de Istúriz y reclamando la vigencia de la Constitución de 1812.

Como consecuencia de este clima conflictivo, en agosto de 1.836 ocurre el motín de los sargentos de La Granja (palacio que era la residencia real), que obligan a Mª Cristina a proclamar la Constitución de 1.812 y a nombrar al progresista Calatrava, quien nombra nuevamente a Mendizábal ministro de Hacienda, moviliza una quinta de 50.000 hombres y pide un empréstito de 200 millones de reales para luchar contra los carlistas y, convoca cortes extraordinarias. Las Juntas se autodisuelven y comienzan los trabajos para elaborar una nueva Constitución.

Los objetivos del gobierno progresista son:

- Instaurar el régimen liberal

- Impulso de la acción militar.

- Elaborar una nueva constitución.

5.- La desamortización eclesiástica de Mendizábal.

El progresista Juan Álvarez Mendizábal, primero como ministro de Hacienda y luego como jefe de gobierno, emprendió la desamortización con la nacionalización y venta en pública subasta al mejor postor de los bienes expropiados previamente a la Iglesia. Así, con varias disposiciones legislativas entre 1835 y 1837 se terminó con las tierras y bienes eclesiásticos amortizados, suprimiéndose además todas las órdenes religiosas (clero regular).

Encontramos antecedentes históricos de la desamortización de Mendizábal en España (medidas de Godoy y posteriormente durante las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal).

Mendizábal aspiraba alcanzar tres objetivos con la desamortización:

  1. El objetivo principal era el financiero: buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado, tanto   a  nacionales  como  a  extranjeros.   De  este   modo,  quedarían  resueltos  los  problemas hacendísticos y se obtendrían además recursos económicos para costear la guerra contra los carlistas.
  2. Objetivo  político: ampliar el número de  simpatizantes  al liberalismo,  crear un sector de propietarios que se sintieran unidos al régimen liberal isabelino porque los compradores de bienes desamortizados ligarían su suerte a la victoria del bando liberal en la guerra, pues un hipotético triunfo de los carlistas obligaría a devolver las fincas a la Iglesia. Además, hay que tener en cuenta que buena parte del clero regular era partidario de Don Carlos.
  3. Objetivo social: crear una clase media agraria de campesinos propietarios.

Sin embargo, los resultados de esta desamortización fueron decepcionantes. El propósito financiero no se consiguió, ya que el efecto de la desamortización no arregló la enorme deuda pública. El objetivo político sólo se alcanzó parcialmente, pues el liberalismo se ganó nuevos enemigos entre las gentes más católicas, que consideraban que la desamortización representaba un feroz ataque contra la Iglesia. El objetivo social tampoco se logró, muchas de las tierras fueron a parar a manos de nobles y de burgueses urbanos adinerados, que así se enriquecieron aún más. Ricos y especuladores resultaron los grandes beneficiados, pues compraron más tierras en las subastas; los agricultores pobres no pudieron competir con ellos.

La desamortización causó la aparición de un nuevo latifundismo burgués. Los campesinos más humildes fueron perjudicados, pues en el futuro tuvieron que pagar mayores rentas por las tierras, cuyos nuevos propietarios subieron los alquileres. Paradójicamente, en España un amplio sector del campesinado fue antiliberal al considerarse agraviado por muchas de las reformas, mientras que la mayoría de la nobleza apoyó la revolución liberal.

Tras esta desamortización, los fundamentos económicos del poder de la Iglesia quedaron desmantelados. El clero católico, sin el diezmo por una ley de 1837, perdió casi todos sus bienes, tierras, edificios y fincas urbanas. Como compensación, el Estado se comprometió a asegurar la sustentación del clero secular, que recibiría anualmente dinero con cargo a los presupuestos públicos (Ley de Dotación de Culto y Clero de 1841).

6. LA CONSTITUCIÓN DE 1.837

En principio se pretendía que la nueva Constitución fuera una reforma moderada de la de 1812, introduciendo el bicameralismo y dando más poder a la Corona, pero finalmente se elaboró un nuevo texto. Es de tendencia progresista, pero con concesiones a los moderados.

Los aspectos moderados destacan en esta Constitución. Son:

- Se reconoce a la Corona el derecho a sancionar y promulgar leyes, convocar, suspender y disolver las Cortes, y nombrar o destituir ministros (podían ser objeto de censura por las Cortes, la Corona se inclina por la mayoría parlamentaria).

- Congreso electivo y Senado mixto, entre electivo y de designación real: el rey nombraba a los senadores de entre una lista confeccionada por los electores en cada provincia.

- Sufragio directo y censitario (tienen derecho a voto los que, como propietarios, contribuyen al Estado a partir de cierta cantidad anual: sólo son el 2'2 % de la población adulta). La renovación de las dos cámaras se hacía cada tres años.

- Estado aconfesional, pero se mantiene el culto y los ministros católicos.

Los aspectos progresistas recogidos son: Soberanía nacional, libertad de expresión (sin censura previa), derechos individuales, el establecimiento de cuerpos de la Milicia Nacional de cada provincia y elección de los Ayuntamientos por los vecinos.

Se intentó hacer una Constitución elástica, que recogiera principios básicos para que luego, según el partido político en el poder, fuera desarrollada según sus ideas.

Por el grado de distanciamiento o acatamiento a la Constitución, los moderados se dividen en: colaboracionistas e intransigentes.

7. EL LIBERALISMO POLÍTICO

A partir de la Constitución de 1837 se hace más patente el distanciamiento entre liberales moderados y progresistas, que ya había comenzado en 1834.

El Partido Moderado representa a la oligarquía terrateniente, la alta burguesía industrial y financiera, la élite funcionarial, militar y profesional. Su ideología es una combinación liberalismo económico y conservadurismo político. Los moderados son centralistas y proteccionistas, y pretenden reducir el cuerpo electoral, suprimir la Milicia Nacional y dar al rey la potestad de designar a los senadores y alcaldes. Admiten la doctrina constitucional del pacto entre la Corona y la Nación, pero son representantes de los privilegiados procedentes del Antiguo Régimen y de una política de orden como contrapeso a cualquier tentativa revolucionaria. Su programa estuvo mejor representado en la Constitución de 1845 y en la Ley de Ayuntamientos de ese año. Entre sus líderes destacan Mtnez. de la Rosa, Narváez, O"Donnell, Serrano y Alejandro Mon. Formaron gobierno entre 1844-68 (excepto en 1854-56, Bienio Progresista).

El Partido Progresista tiene su origen en el grupo de exaltados o veinteañistas del Trienio Liberal. Le sigue la clase media urbana (empleados, comerciantes, artesanos). Los progresistas están contra los absolutistas y los moderados; proclaman la soberanía nacional, libertad de imprenta, Milicia Nacional y electividad de los Ayuntamientos; promueven ampliar el cuerpo electoral y la defensa de las libertades y derechos ciudadanos. En lo económico son partidarios del liberalismo económico y la reducción arancelaria. En sus filas se cuentan Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim. Formaron gobierno entre 1835-44 y 1854-56. Al año siguiente de los levantamientos revolucionarios del 48, el partido se escindió, surgiendo el Partido Demócrata, que reclama el sufragio universal.

E1 modelo de liberalismo que siguen moderados y progresistas durante el s. XIX es el liberalismo doctrinario. Según éste, la Constitución de un país se basa en el pacto entre el rey y las Cortes, por lo que interpreta con sentido restringido la soberanía nacional y limita el sufragio a la burguesía.

La Soberanía es compartida (las Cortes con el Rey). Monarquía y gobiernos fuertes, Cortes Bicamerales, con Senado elegido por la Corona para frenar las reformas del Congreso. Poderes locales controlados por el Rey, que elige a los alcaldes. Sufragio muy restringido. Ley y orden (limita los derechos individuales y colectivos).

Aunque los moderados participan más de esta idea del liberalismo doctrinario, también los progresistas van a favorecer la formación de gobiernos oligárquicos, las Constituciones del 37 y del 45 así lo demuestran, como también el hecho de que la representatividad electoral pasó del 0'15% con los moderados al 5% con los progresistas.

En octubre de 1837 los Moderados ganan las elecciones. Se abandonan las reformas (ralentización de la desamortización, de las leyes de desarrollo de los derechos individuales, se sustituye a los militares progresistas y se intenta disminuir el censo).

Pero los progresistas ganan las elecciones Municipales, porque la Ley Municipal permitía el voto de todos los vecinos. 39.- La construcción del estado liberal y primeros intentos democratizadores en la España del siglo XIX.

8. FIN DE LA PRIMERA REGENCIA

En junio de 1.840 el gobierno moderado aprueba la Ley de Ayuntamientos, de carácter centralista, que impone el nombramiento gubernativo frente al criterio de la elección (alcaldes y ttes. de alcalde de las capitales de provincia serían nombrados por la Corona), lo que era contrario al artículo 70 de la Constitución del 37. Además, la gestión de los Ayuntamientos será supervisada por el jefe político (gobernador civil). La respuesta fue la insurrección popular en varias provincias, destacando la conflictividad en Cataluña y la sublevación de la Milicia Nacional y el Ayuntamiento de Madrid. En la capital del reino, el ayuntamiento y la diputación constituyen una Junta Provisional; después surgen juntas en las capitales de provincia para oponerse a la Ley. La de Madrid quedó como Junta Central, que propuso a Espartero como regente. Finalmente, María Cristina renunció y se exilió en Francia.

B. REGENCIA DE ESPARTERO (1841-43)

Al exilio de la regente siguió un Ministerio-Regencia presidido por Espartero, quien será nombrado regente por las Cortes en mayo de 1.841.

Espartero, que gozaba de gran popularidad por su participación en las guerras de la Independencia, carlista y contra los independentistas en América, acelera el ritmo de la desamortización, con lo que favorece a la burguesía rural, y dirige el Estado de forma despótica y apoyado por una camarilla de militares, llamados los ayacuchos (por haber estado implicado, junto a él, en los sucesos americanos del 1824). Se encuentra respaldado sobre todo por el embajador inglés y el general ayacucho Rodil (primer ministro entre 1842-43). Esta regencia estuvo marcada por la inestabilidad política debido a:

- Revueltas de generales moderados partidarios de Ma Cristina, que tuvo su momento más interesante en la conspiración de octubre de 1841, en laque participaron los generales O "Donnell, Narváez, Montes de Oca y Diego de León, que acabó en fracaso y con la ejecución de los dos últimos, así como con el recorte de los fueros vasco-navarros, por el apoyo recibido en esas provincias a la conspiración.

- División entre progresistas: surgen los demócratas, relacionados con el proletariado urbano.

- Los rumores de la firma de un tratado comercial librecambista con Gran Bretaña provocan, en noviembre del 41, la insurrección de la burguesía y los obreros de Barcelona, que son partidarios del proteccionismo y, lógicamente, piensan que aquél perjudica al textil catalán. La sublevación se desarrolla hasta el año 1842 y tiene un carácter republicano. Se lucha contra el gobierno y contra el régimen, llegándose a ocupar cuarteles militares y a formarse una Junta de gobierno provisional de signo moderado. Espartero responde bombardeando varios barrios de Barcelona.

A partir de este último hecho, el regente se va a enfrentar a la aristocracia, a los políticos progresistas y demócratas y, a los militares moderados. En julio del 43 triunfa la sublevación de los generales Serrano, Prim, Concha y Narvaez, lo que lleva a Espartero al exilio en Inglaterra. A1 tiempo surgieron Juntas por todo el país, algunas de las cuales se opusieron a su disolución y

hubo que emplear la fuerza (Prim se encargó de doblegar a la de Barcelona), y la de Figueras tuvo un carácter republicano.

Las dos actitudes que más críticas suscitaron contra el regente fueron: su política anglófila (sobre todo en lo económico) y su tendencia a llevar los asuntos de Estado asesorado por una camarilla de militares. La primera de ellas le enfrenta a los moderados y a los catalanes; la segunda, a otros miembros del progresismo.

El 30 de octubre de 1843 Isabel II es declarada mayor (tenía trece años) y María Cristina regresa del exilio.

II.- El Reinado de Isabel II (1833-1868): La Década Moderada (1844-1854) y el Bienio Progresista (1854-1856).

Entre 1.844-68 se consolida el Estado liberal según el modelo de liberalismo doctrinario, dominante en Europa Occidental.

Es un régimen de monarquía liberal conservadora, con gobiernos autoritarios que restringen las libertades y reformas. La reina se alinea Con los Moderados. Es frecuente la presencia de militares entre los gobernantes (Narváez, O’Donnell). Durante la época isabelina, las interferencias de la reina en los asuntos de gobierno, el predominio político de los mandos militares y el fraude electoral fueron tres factores que contribuyeron a desvirtuar y deformar la letra y el contenido teórico de las normas constitucionales del sistema liberal español. Además, la incompatibilidad y el enfrentamiento cada vez más áspero entre moderados y progresistas fue otra de las notas esenciales que caracterizaron la vida política española entre 1840 y 1868.

Presencia exclusiva en el Parlamento de Partidos Burgueses ( hasta 1854, Moderados y progresistas. Desde 1854, Unión Liberal y demócratas), con exclusión de gran mayoría del país (campesinos, obreros).

1. DÉCADA MODERADA (1.843-54).

-Destacan los siguientes hechos:

l. Implantación de la legislación e instituciones moderadas.

A fines de 1.843 gobierna González Bravo, quien suprime la Milicia Nacional y lleva a cabo una política represiva contra políticos y periódicos progresistas, que será continuada al año siguiente por Narváez (1-5-1844).  

En las elecciones generales de junio del 44 triunfa la mayoría reformista, que elabora la Constitución de 1.845 (en vigor hasta 1869). Es un texto clásico del liberalismo doctrinario, que beneficia a los moderados y excluye alternancias en el poder, donde se exponen:

- Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes (bicamerales, con senadores vitalicios nombrados por el rey, que frenan las reformas del Congreso y tienen funciones judiciales).          

- Sufragio directo y censitario (desarrollado por ley electoral de1 46 que permite el voto a menos del uno por ciento de la población)).                                                     

- Derecho real de nombrar ministros, disolver Cortes, sancionar leyes y designar a los miembros del Senado, que serán vitalicios.

- Supresión del control parlamentario de la Hacienda.

- Régimen de libertades semejante al contenido en la Constitución de 1.837.

- Confesionalidad católica. El Estado mantiene culto y clero.      

- Supresión de la Milicia Nacional y de la electividad de los Ayuntamientos (si bien, el art. 73 diferencia alcaldes de Ayuntamientos). Alcaldes y presidentes de Diputaciones son elegidos por el rey.   

La Reina nombra jefe de gobierno; éste convoca elecciones, y después, el ministro de la Gobernación y los gobernadores confeccionan las listas electorales. Las mesas electorales son presididas por los alcaldes. Es, en resumen, un sistema electoral corrupto.                                                                                 `­

- En 1.844, el gobierno moderado de Narváez, siguiendo una política centralizadora, funda la Guardia Civil, que organiza el duque de Ahumada. Sus objetivos son: salvaguardar el orden, la seguridad pública y la protección de caminos y propiedades privadas, tanto dentro como fuera de las poblaciones. Este cuerpo armado dependía del gobernador civil, entonces llamado jefe político provincial, que velaba por el orden público.

Otras reformas administrativas importantes fueron:

- Reordenación territorial de estructura centralizada, siguiendo la división provincial de J. de Burgos de 1.833, en la que destaca el gobernador civil (hasta aquí conocido como el jefe político) nombrado por el rey. Sus poderes son muy amplios: sobre la Diputación y el Ayuntamiento de la capital, además de designar a los alcaldes de municipios menores de 2000 habitantes. Gobernadores Civiles y militares y diputaciones fuertes.

- La Ley Electoral de 1846, que redujo el número de electores al 0’8% de la población.

- En 1.844 se suspendieron las subastas de bienes del clero y se autorizaba a la Iglesia a censurar las publicaciones de religión y moral. Censura mediante Ley de Imprenta.

- Reforma de la Hacienda en 1.845, debida al ministro Alejandro Mon y al hacendista Ramón de Santillán, que anula las particularidades regionales e implanta un sistema de impuestos uniforme y equitativo, basado en una combinación de impuestos directos (sobre rendimientos de fincas rústicas, propiedades inmobiliarias, industria y comercio) e indirectos (sobre transmisión de bienes, tasas aduaneras y consumos de productos básicos como jabón, carnes, harina, aceite, etc.). Con esta reorganización se pretendía mejorar la eficacia del sistema de impuestos para obtener un aumento de los ingresos estatales, reducir el déficit y costear la realización de modernas infraestructuras y de nuevos servicios públicos.

- La reducción del déficit estatal mediante la conversión de la deuda efectuada por Bravo Murillo en 1851. Por medio de esta operación financiera, que fue planteada para encubrir la insolvencia y la bancarrota económica del Estado, el gobierno rebajó unilateralmente el pago de los intereses y el valor de los títulos de deuda pública (y por lo tanto rebajó así la cantidad de dinero a devolver por el Estado en concepto de préstamo). Esto ocasionó un grave perjuicio a los compradores de títulos de deuda, que perdieron más de la mitad de su dinero invertido años antes.

- Fundación del Banco de España (origen: el Banco de San Fernando).

- Código Penal del 48, y proyecto del Código Civil del 51, centrado en la defensa de la propiedad privada, que servirá de base para el que se aprobará definitivamente en 1.889.

En 1848 estalla la revolución en algunos países europeos, de la que son protagonistas la pequeña burguesía, el proletariado y los nacionalistas. En España se movilizaron los demócratas y republicanos, con más fuerza en Madrid y Barcelona. En la capital ocurrió un pronunciamiento del regimiento de Infantería; pero todas estas intentonas no fueron muy respaldadas por el pueblo y fracasaron. El jefe de gobierno, Narváez, había llegado a pedir en un discurso en las Cortes el establecimiento de una dictadura para impedir la extensión del movimiento revolucionario.

2. Segunda guerra carlista (1847-49)

En octubre de 1846 el pretendiente carlista conde de Montemolín (Carlos VI, hijo de Carlos María Isidro), ve truncado su deseo de casar con Isabel II al hacerlo ésta con Francisco de Asís (hijo de un hermano de Fernando VII: Francisco de Paula). Con este acontecimiento se inicia la segunda guerra civil carlista, llamada también de los matiners (madrugadores). Aunque las partidas armadas surgieron en lugares tan alejados como La Mancha, el foco principal de la insurrección estuvo en Cataluña, donde los campesinos son organizados en guerrillas por el general Cabrera. Participaron en la guerra al lado de Isabel, entre otros, los generales Pavía y Narváez, llegándose a combinar la acción armada con el ofrecimiento de sobornos e indultos a los jefes carlistas para que se entregaran. El mismo conde de Montemolín fue detenido al intentar cruzar la frontera francesa para incorporarse a los sublevados, lo que aceleró el final de la guerra. Sin embargo la insurrección carlista sigue latente hasta 1860, por lo que a veces se entiende que esta segunda guerra se extiende hasta la citada fecha.

3. Afianzamiento internacional.

La postura internacional de España bascula entre Francia y G. Bretaña. Cuando hubo verdaderos problemas fue ante el casamiento de Isabel: los posibles pretendientes suscitaban recelos, y al final se optó por el candidato apoyado por Francia, Francisco de Asís.

El gobierno de Bravo Murillo firma con el Vaticano el Concordato de 1.851 estuvo en vigor más de un siglo. Sus características:

- La S. Sede aceptaba las ventas procedentes de la desamortización hasta 1.844; a cambio el Estado se comprometía a subvencionar al clero.

- Se afirmaba el derecho de la Iglesia a adquirir y poseer bienes.

- La Santa Sede ratificó el Patronato Regio (derecho del Estado a proponer candidatos a obispos), que ya estaba establecido por el Concordato de 1.753.

- Se reconocía la unidad católica y la confesionalidad del Estado.

- La Iglesia se aseguraba la intervención en la enseñanza.

4. Distanciamiento de la oposición política.

En la segunda mitad de la década de 1840 cobra fuerza una fracción del Partido Moderado, que se denominará el Partido de los Puritanos, al que se incorporará Cánovas del Castillo, y que propugna la revisión de la Constitución de 1845 y el turno pacífico de lo partidos moderado y progresista. Por otra parte, se divide la izquierda del progresismo, fundándose en 1849, el Partido Progresista-Democrático, que aboga por la libertad de conciencia, expresión, reunión y asociación; el sufragio universal; el unicameralismo; ayuntamientos electos; etc.

Por otra parte, la oleada revolucionaria del 48 en Europa, tuvo, como ya se ha dicho, escasa incidencia en nuestro país (Madrid, Cataluña, Levante, Andalucía) y fue duramente reprimida. En 1.852, el gobierno de Bravo Murillo presentó un proyecto de reforma de la Constitución muy conservador (reducía aún más el cuerpo electoral y establecía sesiones parlamentarias a puerta cerrada), al que se opusieron los mismos moderados, la oposición política y la prensa. Ante las críticas, la reina lo cesó.

El gobierno moderado que presidió Luis Sartorius (conde de S. Luis) desde septiembre de 1.853, practicó una política represiva con la oposición y estuvo involucrado en escándalos financieros y asuntos de corrupción, entre los que destaca la cuestión de las concesiones ferroviarias, realizadas sin las debidas garantías, lo que le llevó a enfrentarse a miembros de su partido, a los progresistas, a militares y a financieros.

Movimientos populares se extendieron por las principales ciudades españolas; y en junio de 1.854 triunfa la conspiración encabezada por el general O'Donnell en Canillejas (Madrid), que se dirige a Vicálvaro (Vicalvarada). Aunque la sublevación militar no triunfa plenamente, surgen revueltas populares en varias ciudades. O'Donnell se opone a que su acción dé lugar a un movimiento revolucionario y regresa a Andalucía, pero en Manzanares se entrevista con Cánovas, quien le convence para seguir adelante y le redacta el Manifiesto de Manzanares, que firman O'Donnell y sus compañeros (Serrano, Dulce, Ros de Olano) el siete de julio. En él se expone la intención de acabar con el autoritarismo, respetar la Constitución del 45, convocar Cortes, reducir impuestos, la reforma de las leyes electoral y de imprenta y la reposición de la Milicia Nacional. El Manifiesto se difundió rápidamente entre la población y provocó una insurrección general en toda España. Ocurrió que el pronunciamiento, en principio de carácter moderado, se transformó en un movimiento popular progresista.

Ante tal situación, Isabel II se ve forzada a aceptar un gobierno de coalición entre moderados y progresistas, con O'Donnell y Espartero y dirigido por este último.

2. BIENIO PROGRESISTA (1.854-56).

A comienzos del Bienio, los moderados más aperturistas y los progresistas menos radicales formaron un partido de centro llamado Unión Liberal, dirigido por O'Donnell. Éste fue ministro de la Guerra, en realidad el hombre fuerte de un gobierno de coalición dirigido por el progresista Espartero. Mientras, se mantuvieron en la oposición los demócratas y los republicanos.

El bienio es una etapa caracterizada por la expansión económica y el desarrollo del capitalismo, lo que queda demostrado por la aprobación de leyes que favorecen a las clases más adineradas (de ferrocarriles, de la banca, desamortización).

Principales acontecimientos:

- La desamortización de Madoz en 1.855 completa la de Mendizábal. Afectó, sobre todo, al clero secular y a los bienes municipales. Su destino: solucionar la deuda estatal y financiar obras públicas. Sin embargo, la venta de las tierras municipales arruinó a muchos ayuntamientos, tampoco solucionó el crónico problema de la deuda pública y perjudicó a los vecinos más pobres, que perdieron la utilización de los terrenos comunales de su municipio (unos terrenos de aprovechamiento libre y gratuito donde podían recoger leña o llevar a pastar su ganado). Esto forzó a una parte de la población rural a emigrar a las ciudades.

- Levantamiento de partidas carlistas rurales entre 1.855-56 contra la tolerancia de cultos y la desamortización.

- Leyes: General de Ferrocarriles y de Sociedades Bancarias y Crediticias, que facilitaron la inversión para construir ferrocarriles, la entrada de capitales y la industrialización.

- Constitución nonnata de 1.856, que contemplaba un sufragio censitario menos exigente, hacía electivos el Senado, los Ayuntamientos y las Diputaciones, concedía la libertad de imprenta y reponía la Milicia Nacional.

- Primeras huelgas generales en Cataluña, que reivindican: libertad de asociación, jornada laboral de diez horas, tribunales paritarios para tratar los conflictos laborales.

- Epidemia de cólera en 1854 y crisis de subsistencias, provocada por las malas cosechas y la carestía del trigo a causa de la Guerra de Crimea que dan lugar a motines urbanos y rurales, importantes en Barcelona, Zaragoza y parte de Castilla, que son duramente castigados por el ejército y la Guardia Civil.

Las dificultades económicas, las demandas sociales de abaratar las subsistencias y de abolición del impuesto de consumos y de las quintas, debilitan al gobierno. Estos problemas y el enfrentamiento personal entre Espartero y O'Donnell (el primero pidió a la reina que lo cesara como ministro de la Guerra, a lo que se negó) hacen dimitir al duque de la Victoria en 1856, con lo que se rompe la coalición de gobierno. Llega entonces O"Donnell al poder, apoyado por el general Serrano, en contra de la mayoría parlamentaria progresista. O"Donnell da un giro conservador al gobierno: ordena disolver las Cortes y el desarme de la Milicia Nacional. Surgen barricadas en Madrid y Barcelona y los diputados progresistas y demócratas se reúnen en el Congreso negándose a acatar el decreto de disolución. A mediados de julio se combate en las calles de Madrid y Serrano llega a bombardear el Congreso. El golpe de Estado ha triunfado y se inicia el último período moderado.

III.- El Reinado de Isabel II (1833-1868): El Bienio Progresista (1.854-1.856) y La Vuelta al Moderantismo (1856-1868).

3. ÚLTIMO PERÍODO MODERADO (1856-68)

El gran protagonista de este período es la conservadora Unión Liberal. Se persigue a los progresistas y se prohiben las asociaciones obreras; se suspende la venta de bienes del clero, pero no de los Ayuntamientos.

1. Gobierno de O'Donnell. O'Donnell estuvo en el poder entre julio y septiembre de 1856. Restableció la Constitución de 1845, a la que adjuntó un Acta Adicional que contemplaba, entre otras cosas, la actuación de los jurados para delitos de imprenta, y el nombramiento real de alcaldes de poblaciones mayores de cuarenta mil habitantes.

2. Gobierno moderado de Narváez (1856-58). Los principales sucesos son: 

- Se mantuvo la Constitución de 1845, pero se suprimió el Acta Adicional.

- Suspendió la desamortización.

- Suspendió la libertad de imprenta.

- Restableció el impuesto de consumos.

- Se publica en 1857 la Ley de la Instrucción Pública, de Claudio Moyano (mtró. de Fomento), que estuvo vigente hasta 1945. Fueron sus características: obligatoriedad de la enseñanza primaria, control de la primera y segunda enseñanza a cargo de alcaldes y gobernadores civiles y programa de construcción de escuelas. La mayor dificultad de su aplicación estuvo en la insuficiencia financiera de los Ayuntamientos, sobre todo a raíz de la desamortización civil de Madoz, por lo que los resultados, según el censo de 1877 eran poco alentadores: el analfabetismo afectaba a casi el 63% de los hombres y e181 % de las mujeres. En 1857 también se realizaba el primer censo de población con criterios modernos (verificación de resultados a cargo de la comisión de Estadística General del Reino).

En medio de la crisis, reprimió duramente las protestas y prohibió las asociaciones obreras.

Realizó una política de obras públicas para mejorar la economía.

3. Gobierno de la Unión Liberal de O"Donnell (Gobierno Largo). (1.858-63). Sucesos:

- Es una etapa de estabilidad política y progreso económico. Éste, gracias a las construcciones ferroviarias, el crecimiento de las sociedades de crédito, la expansión del textil catalán y la siderurgia vasca y las explotaciones minera y agraria.

El ministro de gobernación, Posada Herrera, controla el aparato electoral, asegurando mayorías en las Cortes, mediante el control de las listas electorales, propaganda y la presión de los caciques (Sistema de Gran Elector, antecesor del de la Restauración).

- Insurrecciones campesinas en Andalucía (ej. Loja) entre 1.857-61, motivadas por demanda de tierras e ideas republicanas.                                   .

- En 1860, en San Carlos de la Rápita (Tarragona), resurge el conflicto carlista. El conde de Montemolín - Carlos VI - se puso al mando de la guarnición de Baleares, pero fue hecho prisionero y hubo de renunciar a sus derechos.

- Intervenciones en el exterior encaminadas a recuperar el prestigio internacional. Se actúa en conexión con la política exterior británica y francesa:

1. La guerra de 1859-60 en Marruecos, causada por el ataque a posiciones españolas, es favorable a nuestras tropas, que vencen a los rifeños en el valle de Wad-Ras y ocupan la ciudad de Tetuán, donde se firma un Tratado por el que se ganan territorios (Sidi-Ifni y ampliación de las plazas de Ceuta y Melilla) y una indemnización de casi cien millones de pesetas, pero se abandona la citada ciudad de Tetuán. En esta guerra destaca la figura de Prim, que logra una gran victoria en Castillejos (a partir de aquí se le nombrará a veces como el héroe de Castillejos).

2. Entre 1.858-62 España intervino al lado de Francia en la Cochinchina, región meridional de Vietnam (llanuras del bajo Mekong) en represalia a ataques recibidos por misioneros católicos franceses y españoles. España logró una indemnización de guerra y beneficios comerciales y para Francia supuso el principio de su presencia en Indochina.

3. Intervenciones en los años 60 en América, entre las que destaca la anexión de Santo Domingo, que fue reclamada por su presidente Santana, justificándolo por el temor que decía tener a la presión negra de Haití (Sto.Domingo estuvo unida a España entre 1861-65) y; la expedición a México en 1861, junto a Francia y Gran Bretaña, como medio de presión para que aquél país pagara sus deudas. España, que reclamaba una indemnización por los daños causados durante la guerra de la Independencia mejicana, renunció finalmente a participar en la lucha al considerar Prim, general al mando de las tropas, que no sería viable la monarquía que pretendía imponer Francia colocando a Maximiliano como emperador de México.

4. Intervención en la guerra entre Perú y Chile, con el bombardeo español de los puertos chilenos, que terminó en 1866 sin ningún resultado.

4. Últimos gobiernos. Los últimos años del reinado de Isabel II están marcados por la crisis económica y la represión ejercida por los gobiernos moderados contra los movimientos de oposición civiles y militares. Universidad, intelectuales, prensa se alejan del régimen y critican la monarquía. También, desde 1864, Prim y otros generales conspiran contra el régimen.   En 1863 O’Donnell, dimite, y en 1864 es sustituido por Narváez

Los sucesos más destacados son:            

- Crisis económica: Hundimiento de los valores ferroviarios (las líneas no daban el beneficio esperado), los problemas del textil catalán derivados de la Guerra de Secesión de Estados Unidos (faltaba algodón), crisis de subsistencias por malas cosechas en 1.867-68 y paro. Estas últimas circunstancias ocasionan revueltas sociales.

- Los sucesos de la Noche de San Daniel: En 1865 la reina decidió la venta de parte del patrimonio real para arreglar el déficit de la Hacienda. El gobierno entonces quiso compensarle ampliando la venta de bienes desamortizables y dándole e125 % del producto de sus ventas. Entre las críticas a esta actuación destacó la de Castelar, catedrático de Historia de la Universidad de Madrid, que publicó un artículo titulado El Rasgo, lo que le costó la expulsión de su puesto de trabajo, pero el rector se negó a cumplir la orden y dimitió. Este hecho, que se enmarca en el conflicto que mantenían krausistas y conservadores, provocó la manifestación de los estudiantes (10 de abril), contra la que se mandó a la Guardia Civil, que mató a nueve de ellos. Como consecuencia de este hecho Narváez fue sustituido por O'Donnell.

- Sublevación de Prim (lider de los progresistas) en Villarejo de Salvanés (fracasó y huye a París)

- Sublevación de los sargentos del cuartel de S. Gil -Madrid- en junio del 66, para acabar con la monarquía. Hubo más de 120 muertos, la mitad fusilados. Tras la represión a cargo de O'Donnell y Serrano, Narváez sustituyó a aquél como jefe de gobierno. Se suspendieron las Cortes y se cerraron periódicos.

El distanciamiento entre la burguesía financiera y la Corona como consecuencia de la situación general citada, desemboca en una conspiración política contra el régimen, que se manifiesta en el Pacto de Ostende (Bélgica) de agosto del 66, firmado por progresistas y demócratas y republicanos. A él se incorpora la Unión Liberal cuando después de la muerte de O'Donnell en noviembre de 1867, pasa a dirigir el partido el general Serrano. Sus objetivos son: destronar a Isabel II y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal.

El 17 de septiembre de 1.868 triunfa un pronunciamiento militar en Cádiz ("Viva España con honra), encabezado por los generales Serrano y Prim y el almirante Topete. Las tropas del gobierno de González Bravo (sucesor a la muerte de Narváez en abril de este año) son vencidas en Alcolea (Córdoba) (28 de septiembre) e Isabel II marcha al exilio.

Esta insurrección militar ha pasado a la historia como Revolución de la Gloriosa. En ella tuvieron una actuación destacada los Voluntarios de la Libertad, que custodiaron los principales edificios públicos de la capital (Palacio Real, Banco de España, Ministerio de Hacienda) y las Juntas Provinciales Revolucionarias, que coincidieron en reclamar al nuevo gobierno: soberanía nacional, sufragio universal, libertad de cultos, de imprenta, de industria y de comercio, abolición de quintas, supresión del impuesto de consumos y establecimiento de una contribución única directa, etc.

Las causas de la Revolución Gloriosa son:

  1. Económicas: desde el 64 hay crisis de la industria textil, de la construcción ferroviaria, de las bolsas, quiebras de sociedades, quiebra de la Hacienda y crisis de subsistencia por las malas cosechas y el paro. Provocan descontento tanto de los grupos dirigentes como de la clase trabajadora.
  2. Políticas: en el 68 nadie defiende a Isabel II. Se había apoyado en gobiernos conservadores (O’Donnell y Narváez) que mantienen el orden y el sistema oligárquico (constitución de 1845), reprimiendo las protestas.

El país cambia. Dentro del liberalismo están los Progresistas de Prim, los Demócratas (cada vez más fuertes y que piden cambios políticos y sociales), Republicanos (que buscan en la República la democratización del país), a los que se une la Unión Liberal de Serrano.

La Revolución es apoyada por grupos financieros e industriales (para superar la crisis económica), sectores de la oligarquía terrateniente (para garantizar el orden social), los militares (venganza de la matanza de San Gil) y las capas populares (por la situación de crisis, la corrupción de los gobernantes y porque el programa revolucionario recoge sus aspiraciones).

IV.- El Sexenio Democrático (1868-1874): Revolución de 1868, Gobierno Provisional, Regencia y Reinado de Amadeo I (1871-1873).

CONTEXTO HISTÓRICO

E1 período que estudiaremos coincide con el final exitoso de los procesos de unificación de Italia y Alemania. Precisamente, unas de las consecuencias de la guerra franco-prusiana, que acabó con el Segundo Imperio de Napoleón III y la pérdida de Alsacia y Lorena, fue la proclamación en 1871 de la Comuna de París: un gobierno municipal de representantes obreros (socialistas utópicos, marxistas, anarquistas,) impuesto por medios revolucionarios. La experiencia democrática acabó al año siguiente con la intervención del ejército al servicio de la burguesía conservadora. Son algunas de este fracaso fueron: la persecución de los internacionalistas en varios estados europeos, la expulsión de los anarquistas de la AIT y su disolución en 1876.

Por lo demás, prosigue la industrialización, cada vez más extendida (Austria- Hungría, Japón), e incorporando fuentes energéticas como la electricidad o el petróleo, y avanzando en el proceso de concentración empresarial ya emprendido (trust, holding, cartel).

l. EL GOBIERNO PROVISIONAL Y LA CONSTITUCIÓN (1868-69).

La crisis económica generalizada y el aislamiento político del régimen isabelino, propician el triunfo de la revolución del 68, que se afianza gracias a los Voluntarios de la Libertad, que son milicias populares organizadas por demócratas radicales y republicanos federalistas y; a las Juntas Revolucionarias constituidas en las principales ciudades, que son dirigidas por progresistas y demócratas. Las Juntas reclaman: soberanía nacional, sufragio universal masculino, abolición de quintas y del impuesto de consumos, descentralización, etc.

Se forma un gobierno provisional (8 de octubre) presidido por Serrano, con Prim como ministro de la Guerra, e integrado por miembros de los partidos Progresista y Unión liberal. Sus primeras decisiones son: disolver las Juntas, desarmar a los Voluntarios de la Libertad (lo que da lugar a enfrentamientos de oposición en Levante, Cataluña y Aragón) y decretar la libertad de expresión, asociación, enseñanza, culto y comercio. Se intenta controlar la revolución. Se crean nuevos ayuntamientos y diputaciones para controlar el país.

Destacan en este período él conflicto cubano (1868-78) y la nueva Constitución.

La Constitución de 1869.

En enero de 1869 se celebran elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino. Obtienen mayoría los partidos monárquicos (mayoría minoritaria del Partido Progresista), aunque las candidaturas republicanas triunfan en las grandes ciudades (Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Cádiz), y se forman Cortes unicamerales. Serrano es jefe del poder ejecutivo.                                                   

El 1-6-1869 se aprueba la Constitución, que ha sido elaborada por una Comisión integrada por progresistas, unionistas y demócratas. Destacamos de ella lo siguiente:

- Es la 1ª democrática.

- Monarquía como forma de Estado.

- Monarquía democrática.                                                                             

- La Corona queda regulada como un poder más, si bien el rey nombra y separa a los ministros.

- Soberanía nacional.  

- Sufragio universal masculino (+ 25 años).

- División de poderes:

  1. . El legislativo era bicameral (Congreso y Senado), elegido por sufragio universal (masculino y directo): el nº de diputados por provincia era proporcional al nº de sus habitantes, pero cada provincia tenía un nº fijo de 4 senadores (varones > 40 años: con recursos, cargos y titulación).
  2. . El poder judicial gozaba de total independencia. Incorporó los Jurados para delitos políticos (para garantizar derechos y libertades) y mantuvo la pena de muerte (limitada a casos concretos).
  3. . El ejecutivo lo tenía el Rey (era jefe del Estado), pues los ministros gobernaban en su nombre. El monarca podía disolver las Cámaras (sólo una vez en cada legislatura) y sanciona las leyes.

- Bicameralismo, siendo el Senado elegido de forma indirecta por medio de compromisarios, y resultando elegibles sólo los mayores contribuyentes y altas jerarquías de la magistratura, el Ejército, la Iglesia y el mundo de la cultura.

- Descentralización administrativa. Ayuntamientos y Diputaciones : elección de concejales y del alcalde entre estos.

- Cuestión religiosa: libertad de cultos, pero el Estado mantiene el culto y clero católico.

- Los derechos y las libertades: libertad de prensa, de reunión y asociación; inviolabilidad de domicilio y de correspondencia, libertad de enseñanza y de culto. Entre los derechos cabe destacar el de hábeas corpus, por el que se asegura a los detenidos no declarar contra sí mismos, la no retención por más de 72 horas, la asistencia letrada, etc.

Esta Constitución está influida por la de Estados Unidos, en cuanto a los derechos y libertades; la belga, en cuanto a la regulación de la Corona y; por la española de 1812.

2. LA REGENCIA DE SERRANO (1869-70).

Tras aprobarse la Constitución, Serrano es elegido regente en tanto se realizan las gestiones para restaurar la monarquía, y Prim jefe de un gobierno de progresistas y unionistas.

Los objetivos son aunar a los partidos en un programa para estabilizar el régimen; desarrollo legislativo de la Constitución y buscar un candidato al trono.

En este período se aprobaron importantes reformas como: la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que autorizaba los juicios con jurado; la reforma de Hacienda por el ministro Figuerola, quien implantó en 1869 un arancel librecambista que rebajaba de forma progresiva a lo largo de seis años, las tarifas aduaneras (se oponen los industriales catalanes, aunque multiplicó el comercio exterior); y la creación de los Registros Civiles, Código Penal. Aparece la peseta, de emisión exclusiva por el Banco de España.

Los principales problemas de este período son:

1°. El mantenimiento del orden público, alterado por:            

- Revueltas sociales en gran parte del país alentadas por los republicanos, debidas a la carestía de las subsistencias, el estancamiento de los salarios, los impuestos y las llamadas a quintas. Se reclaman tierras y se llegan a ocupar algunas fincas en Andalucía. En Cataluña, Aragón y Andalucía los Voluntarios de la Libertad, que se alzaron en armas y, aunque la insurrección es detenida, la opción republicana gana cada vez más adeptos.

- Las partidas carlistas de julio de 1869.

- La guerra de Cuba.

2°. La búsqueda de rey. Los candidatos eran:

- El general Espartero, quien rechazó la oferta alegando problemas de salud y edad.

- Alfonso de Borbón, que fue rechazado por demócratas y progresistas, así como por el canciller alemán Bismark; ante el temor de la vuelta a la inestabilidad política.

- El duque de Montpensier, un Orleans cuñado de Isabel II, quien fue rechazado por Napoleón III, que había sustituido a Luis Felipe de Orleans, padre de aquél, tras la revolución del 48.

- Miembros de la familia real portuguesa de los Coburgo. Son rechazados por Francia ante el temor de una futura unión ibérica, y por los portugueses, que no querían la unión con España.

- Leopoldo de Hohemzollern, también rechazado por Francia, enemistada con Prusia (Telegrama de Ems, que provocó la guerra franco-prusiana, en el contexto de la Unificación de Alemania).

- Amadeo de Saboya - duque de Aosta -, segundo hijo de Victor Manuel II, rey de Italia considerado defensor de la libertad frente a Napoleón y el Papado. Su gran valedor es Prim.       

Este último candidato fue el aceptado, y las Cortes lo refrendaron en noviembre de 1870 por algo más del 60% de los escaños; mientras que el 20% votó en favor de la República.

3. LA MONARQUÍA DE AMADEO I (1871-73)

Amadeo I comienza su reinado e1 2-1-1871, sin la compañía del militar que respaldó su candidatura, Prim, ya que había sido asesinado una semana antes por motivos y autores que aún no han sido suficientemente aclarados.

Serrano preside el primer gobierno de Amadeo, compuesto por una coalición en la que estaban, entre otros, Sagasta, Ruiz Zorrilla y Moret. Pero muy pronto un enfrentamiento interno en el Partido Progresista acaba con la ruptura del mismo, del que nacen dos nuevos partidos que son dirigidos respectivamente por Sagasta y R. Zorrilla: el Constitucional (formado por unionistas y moderados progresistas) y el Radical (formado por progresistas y demócratas).

Amadeo empieza a encontrarse demasiado solo sin el general Prim y el apoyo del principal partido político de la monarquía; se ha de enfrentar además a la aristocracia y los terratenientes, que temen perder su dominio oligárquico con el desarrollo de la democracia; algunos sectores industriales en contra del liberalismo económico; el clero, molesto por la anexión de los Estados Pontificios a cargo de la Casa de Saboya; los carlistas y los republicanos.

Este panorama hace que el reinado de Amadeo I se caracterice por la inestabilidad política, que se manifiesta en las cuatro elecciones generales y los siete gobiernos que se suceden en los dos años de reinado, en los que repiten mandato Serrano y Ruiz Zorrilla.

Los principales acontecimientos del período son:

- Levantamiento militar de signo republicano en El Ferrol, 1872.

- Tercera guerra carlista, que se desarrolla entre 1872 y 1876.

- Agitación social y problemas económicos.

- Oposición de la Iglesia, molesta por la libertad de cultos contemplada en la Constitución.

-  Auge del movimiento obrero: Crecimiento de la AIT en España; estallido de la Comuna de París; petición de las clases medias y altas de prohibición de la AIT y las organizaciones obreras.

Finalmente, la Cuestión de los Artilleros será el pretexto para la abdicación de Amadeo, impotente para controlar el clima tan conflictivo del país. Jefes y oficiales del Cuerpo de Artillería se opusieron, por medio de un plante en Vitoria al nombramiento del mariscal Hidalgo como capitán general de Vascongadas, al considerar que, cuando éste se sublevó en el Cuartel de San Gil en 1866, mandó fusilar a varios artilleros. Entonces el gobierno dio a Hidalgo un mando en Cataluña pero se encontró con la misma respuesta por parte de los artilleros, que incluso pidieron su retiro o licencia absoluta (pase a la reserva), ante lo que el jefe de gobierno Ruiz Zorrilla, respaldado por las Cortes, pidió al rey que firmara un decreto que le permitiera reorganizar el Cuerpo a base de sargentos y cabos. Éste, favorable a los artilleros y molesto por el enfrentamiento político-militar, lo firmó y abdicó el 1 de febrero de 1.873.

V.- El Sexenio Democrático (1868-1874): Reinado de Amadeo I (1871-1873) y La Primera República (1873-1874).

4. LA PRIMERA REPÚBLICA (1.873-74).

4.1. La República Unitaria.

Tras la abdicación de Amadeo I, se reúnen Congreso y Senado en Asamblea Nacional y proclaman la primera república. Para presidirla fue nombrado Estanislao Figueras, al frente de un gobierno de coalición republicano-radical, de signo moderado.

En esta fase republicana se defiende un modelo unitario de Estado, pues las unidades territoriales carecen de la autonomía propia del sistema federal.

Para defender el nuevo régimen y luchar por el establecimiento de un federalismo socialista, se organizaron las milicias de los Voluntarios de la República, que se enfrentarán a la Milicia Nacional, de carácter monárquico.

Bajo la presidencia de Figueras se promulgó una amplia amnistía, se abolió la esclavitud en Puerto Rico y se suprimieron las quintas.

En la primera mitad del 73 los problemas son muy graves: Agotamiento de la Hacienda, actuación de las partidas carlistas, intento de proclamación del Estado catalán, levantamientos militares de los radicales opuestos a la república federalista, levantamientos campesinos en Andalucía. La cuestión nacionalista fue resuelta a cambio de la retirada del Ejército español de Cataluña, y el peligro golpista mediante la salida de los radicales del gobierno. Oposición de los sectores conservadores y falta de reconocimiento internacional (sólo reconocida por USA y Suiza).

En las elecciones a Cortes Constituyentes del uno de mayo no participan los carlistas, alfonsinos, derecha y centro. Triunfan los republicanos federales y Figueras dimite.

4.2. La República Federal.

Las nuevas Cortes proclaman la República Democrática Federal. La República adopta ahora un sistema basado en la autonomía de las unidades políticas inferiores al Estado. Su presidente, Pi y Margall, considera prioritario mantener el orden público y realizar los cambios revolucionarios que el país necesita, por medio de una Constitución; pero pronto, en el mes de julio, los acontecimientos se precipitan: los republicanos extremistas (partidarios de la radicalización social) se retiran de las Cortes y abogan por la revolución desde abajo a partir de la formación de cantones. El 7 de julio, huelga de la AIT en Alcoy, sofocada por el ejército. El 12 de julio el movimiento cantonalista estalla en Cartagena, y después se propaga por Valencia, Murcia y Andalucía. En el sur y Levante muchos bakuninistas de la I Internacional se adhieren a la lucha junto a federales intransigentes.

En este contexto, el 17 se presenta en las Cortes el proyecto de Constitución, redactado en su mayor parte por el republicano conservador Castelar, y que nunca se llegó a aprobar a causa de la guerra cantonal (sólo se llegó a discutir el Título l'). Sus fuentes son: la Constitución española del 69 y la de Estados Unidos de 1787. Lo más destacado de la Constitución era: abolición de la pena de muerte y la cadena perpetua, separación Iglesia - Estado y la organización del Estado en las siguientes unidades federadas: Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia y Provincias Vascongadas.

Es una República Confederal (17 Estados y varios territorios de Ultramar). Cada uno podía tener su constitución. Dentro de cada Estado, los municipios son las células del país, con su constitución local y división de poderes (Alcaldía (ejecutivo), Ayuntamiento (legislativo) y tribunales locales). División de poderes a nivel del Estado: Ejecutivo, gobierno; legislativo, Cortes Bicamerales y judicial, independiente. El Presidente de la República tiene poder relacional entre los otros poderes y los estados.

Amplia declaración de derechos.

A1 no poder controlar la sublevación cantonal, Pi dimite el 18 de julio.

4.3. República conservadora.

Se vuelve al sistema de República unitaria, en la que el objetivo fundamental es restablecer el orden social. El nuevo presidente, Salmerón, recurre a los generales no republicanos Martínez Campos y Pavía para sofocar los cantones de Levante (Valencia) y Andalucía (Sevilla, Cádiz) respectivamente. Además, para evitar la agitación social, cierra los locales de los sindicatos internacionalistas y detiene a sus militantes. Cartagena resiste hasta enero. Se restablece la pena de muerte.

En septiembre del 73 dimite Salmerón, al negarse a firmar una sentencia de muerte, y se forma el gobierno de Castelar, partidario del orden y de la República unitaria, apoyado por diputados radicales y constitucionalistas.

Castelar suspende la discusión del proyecto de Constitución y las reuniones de las Cortes, disuelve el Cuerpo de Voluntarios de la República y recorta las libertades. Además, la guerra carlista le obliga a recurrir a las quintas, lo que enoja más a la población.

Aunque Castelar gobierna de forma autoritaria y refuerza el ejército, no logra liquidar el cantón de Cartagena, ni el carlismo, ni la guerra de Cuba; en cambio se enfrenta a la izquierda republicana y a las Cortes, que suspenden su gestión cuando se reúnen nuevamente en enero.

Cuando el día tres se realizaba la designación del quinto presidente de la República, el capitán general de Madrid, Pavía, ocupa el Congreso al frente de fuerzas de la Guardia Civil, lo disuelve y entrega el poder al general Serrano.

4.4. La República autoritaria.

Tras el triunfo del golpe militar de Pavía, Serrano convoca una reunión de militares y políticos constitucionalistas (Sagasta), radicales, alfonsinos, (Cánovas) y un republicano unitario. Comienza la última etapa de la República.

Se disolvieron las Cortes y Serrano asumió todo el poder hasta febrero de 1874, año en que separaron las jefaturas del Estado y del gobierno, concediéndose a sí mismo la primera y nombrando al general Zabala jefe de un gobierno de mayoría radical. Se dice que el duque de la Torre quiso emular al mariscal Mac Mahon, monárquico como él, pero que presidió la República francesa entre 1873 y 1879.

La República Unitaria se distinguió por el autoritarismo, y tenía como principal objetivo el restablecimiento del orden, de lo que se encargó Sagasta, como ministro de la Gobernación. Fue disuelta la sección española de la Internacional y en enero de 1874 se dominó el cantón de Cartagena, pero no se pudo con las guerras carlista y cubana ni con las conspiraciones militares, que pretendían restaurar a los borbones.

Por fin, el 29-12-1.874 triunfa el golpe de Estado de Mtnez. Campos en Sagunto (Valencia), que tiene como consecuencias el final del gobierno de Sagasta (junio a diciembre), el exilio de Serrano y la formación de un ministerio-regencia presidido por Cánovas, encargado de preparar la vuelta de Alfonso XII, en quien había abdicado Isabel II en 1.870.

Alfonso XII había enviado el O1/12/74 el Manifiesto de Sandhurst desde la Academia Militar de esa ciudad inglesa. Era una proclama redactada por Cánovas y firmada por el rey, en la que éste se ofrece como rey constitucional dispuesto a trabajar por la paz y la unidad de España.

5. LOS GRANDES CONFLICTOS DE LA ÉPOCA: LA GUERRA DE CUBA Y LA GUERRA CARLISTA.

Aunque el desarrollo de ambos conflictos abarca un tiempo superior al tratado en este tema (el Sexenio Revolucionario), las circunstancias de su comienzo y principales acontecimientos tienen mucho que ver con el derrocamiento de Isabel II y la doble experiencia del cambio dinástico y la I República. Los rebeldes cubanos aprovechan la coyuntura progresista que se abre en España con el triunfo de La Gloriosa para reclamar su independencia tras la política represiva ordenada especialmente por Narváez, como aprovechan también la simultaneidad del conflicto carlista para lograr sus propósitos. Los carlistas ven en la deposición de Isabel la oportunidad de entronizar al pretendiente Carlos VII y, con la llegada de la República pretenden aunar las voluntades de los monárquicos y conservadores en torno a su causa.

5.1. La Guerra de Cuba (1868-78: La Guerra Grande)

En 1868 España contaba con las siguientes colonias: Cuba y Puerto Rico en las Antillas, Filipinas y Carolinas en el Extremo Oriente y, los presidios de Ceuta y Melilla en el norte de África, las islas del golfo de Guinea y el peñón de la Gomera en la bahía de Alhucemas. De todas ellas Cuba era la más importante en lo económico (producción de azúcar, café, tabaco), con una mano de obra mayoritariamente esclava. Los problemas son los siguientes: por una parte, los grandes propietarios pretenden asumir el poder político en sustitución de la Administración peninsular (no criolla), que gobierna la isla por medio de un capitán general; por otra, se reclama la liberalización comercial en la isla, dado que los intercambios con otros países estaban restringidos en favor de la metrópoli. La burguesía liberal criolla reclamó en principio, por lo tanto, una mayor autonomía, finalmente optó por la independencia, y en estos objetivos fue apoyada por Estados Unidos que, sin embargo, ya en 1852 quiso comprar la isla.

Las conversaciones que en 1866 sostienen los cubanos y el gobierno de España fracasan al negarse éste a la concesión de representación política a la isla y a la abolición del monopolio y las aduanas. Pero desde entonces aumentan los impuestos sobre las rentas de la isla, lo que provoca mayor tensión entre las partes, y al año siguiente se organiza en Bayamo una Junta Revolucionaria para reclamar la independencia.

En octubre de 1.868 el coronel criollo Carlos Manuel Céspedes se sublevó contra las tropas españolas en su hacienda de La Demajagua, en la provincia de Oriente, donde presuntamente pronunció el Grito de Yara ("Viva Cuba Libre"), que fue el inicio de la Guerra Grande (1.868-78). La insurrección, dirigida política y militarmente por el propio Céspedes, se propagó principalmente en la zona oriental de la isla, con población mayoritariamente libre, con pocos peninsulares y esclavos. Éstos fueron liberados en 1869 por un Decreto de los sublevados y se unieron así a la lucha por la independencia.

La conquista de la ciudad de Bayamo fue el primer gran éxito de los sublevados, en octubre de 1868, convirtiéndose en su centro político, militar y administrativo.

En abril de 1869 Céspedes reunió una Asamblea Nacional y se aprobó la Constitución de la República de Cuba, siendo nombrado Céspedes su presidente. En los dos años siguientes se elaboraron importantes leyes como el matrimonio civil, la instrucción pública, la libertad de comercio, etc. Entretanto, a mediados de 1870 en España se aprobaba la Ley Moret (Segismundo Moret, ministro de Ultramar del Gobierno de Prim) de "vientres libres", por la que se abolía la esclavitud en la isla para los nacidos a partir de la fecha (entró en vigor en agosto de 1872).

Prim solicitó la mediación de Estados Unidos en el conflicto; pero la solución fue imposible porque pasaba por la independencia de la isla. Miembros del gobierno como Silvela y Becerra se oponían a cualquier negociación, y en diciembre de 1870 sucedió el asesinato de Prim.

La guerra fue larga y con actuaciones de gran crueldad por ambos bandos. Entre los rebeldes destaca: Ignacio de Agramonte (autor de la Constitución y firmante del decreto que, también en 1869, abolía la esclavitud), Máximo Gómez (dirigió las guerrillas), Calixto García y Antonio Maceo. Entre los españoles: Lersundi, el conde de Valmaseda, Dulce y Mtnez. Campos. En 1874 los cubanos eran dueños de las provincias de Oriente y Camagüey, pero se les resistían las ciudades, que estaban bien fortificadas y defendidas. Cuando en octubre de 1876 cayó en su poder la importante ciudad de Las Tunas, Martínez Campos (el "Pacificador") fue mandado a la isla. Este general siguió una política tolerante ofreciendo indulto y tierras a los desertores, respetó la vida de los prisioneros y entabló negociaciones en un momento en que había disensiones internas entre los rebeldes, llegándose así a firmar el Pacto del Zanjón el 10 de octubre de 1878, tregua o paz por la que España admitía una mayor participación de los criollos en la política de la isla. El Pacto del Zanjón fue aceptado por Máximo Gómez pero no por Maceo y Calixto García. En los diez años que duró la contienda tiene una especial significación la lucha de guerrillas. Intervino Estados Unidos ayudando a los independentistas, y la participación española se vio obstaculizada por la tercera guerra carlista.

5.2. Tercera Guerra Carlista (1872-76)

Comienza en mayo de 1872 la tercera y última guerra carlista, reivindicando la entronización pretendiente Carlos VII. Afecta sobre todo a las provincias vascas, Navarra y Cataluña, pero luego se extiende hacia las zonas levantina, castellana y el Cantábrico. Al comienzo de la guerra los carlistas sufren una gran derrota en Oroquieta (Navarra), lo que les obliga a firmar el Convenio de Amorebieta, que permite pacificar la zona vasco-navarra a cambio de un indulto general. Pero las partidas prosiguen en Cataluña y la guerra cobra un nuevo impulso en 1873 ante la posibilidad de que la república se consolidara. Este año los carlistas ocupan Estella y logran la victoria de Montejurra. En 1874 caen, entre otras ciudades: Portugalete y Luchana en la zona vasca, Olot y Seo de Urgel en Cataluña y, Cuenca en Castilla; asimismo hay un nuevo asedio a Bilbao entre enero y mayo, en que es liberada por el general Concha.

Para los carlistas supuso un duro golpe la restauración monárquica en 1875, lo que hace que gran parte de sus seguidores pasen a apoyar a Alfonso XII, entre ellos el general Cabrera. Los liberales comenzaron entonces a ganar la guerra, destacando entre los últimos hechos militares la toma de Montejurra y Estella a cargo de Miguel Primo de Rivera

Entre los militares carlistas destacan los generales Elio y Dorregaray, además del mencionado Cabrera. Entre los liberales: los generales Moriones y Martínez Campos, Miguel Primo de Rivera y Concha. El 28/02/1876 Carlos VII traspasa la frontera con Francia, concluyendo así el ciclo de las guerras carlistas.

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